El nuevo estadio que se está construyendo para el Atlético de Madrid parece un sueño. Grande, majestuoso, invitando a soñar con cada luz que sobresale del dibujo. Sin embargo, y aunque se hable de un estadio de campeones, destinado a albergar partidos de Champions y finales continentales varias, son muchos los que hablan de un estadio 'fantasma'. Y no fantasma en el sentido de que no sea real, porque el proyecto ya está en marcha. Sino de proyecto fantasma en el sentido que nunca conseguirá albergar lo que se propone.
Los últimos resultados no invitan precisamente al optimismo, sobre todo cuando hablamos del ambiente en el Calderón. Ha ganado en liga y en Europa, sí, pero ha perdido contra el Albacete en Copa. Contra un equipo de 2ªB, sí, pero con suplentes. Sin embargo, esto no justifica el hecho de que Manzano haya hecho desaparecer de algún modo la esencia del Atleti.
Onces que no se mantienen, planteamientos que cambian cada semana, y partidos que no invitan al optimismo. El Atlético no parece un equipo que pueda quedarse a flote por mucho tiempo más. Esta vez, tuvo que ser Adrián el que salvara a los rojiblancos de quedarse con la cara roja durante toda la semana pero, ¿quién será la próxima?
Este equipo, y la afición colchonera, necesita respuestas. Y Manzano no las está dando.
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