jueves, 1 de septiembre de 2011

Diego y la intrahistoria de su fichaje por el Atlético



Tras su paso por A Dragao, llegó el rendimiento. Está curtido. Lo ofrecieron al Atlético pero los colchoneros lo negaron por vez primera. Se fue al Werder Bremen, al 1-4-3-3 de Thomas Shaaf, entrenador que lleva toda una vida en la entidad, para ser la piedra filosofal. Transiciones muy rápidas, ritmo frenético y Diego como "artista" de la pausa y la aceleración.Presionaba tras pérdida, jugaba al primer toque mezclando con desbordes que generaban admiración. En el escenario europeo sólo había otro diez tan completo, el azulgrana Deco. Al Porto llegó para sustituirle, allí si que saben de roles y perfiles, de encontrar en el mercado clones.
Siendo crack se fue a la Juventus. Un primer año y para de contar, ni siquiera ligeramente parecido a sus años en Bremen. El traspaso fue de 27 millones de euros, la vechia signora buscaba darle un giro al equipo para volver a competir por el Scudetto. Tuvo que irse, lesiones y falta de adaptación. Poco fútbol y recuerdos del pasado. Pudo irse al Atlético, una vez más pudo engrosar las filas colchoneras pero la entidad que gobierna Miguel Ángel Gil le negó por segunda vez. Cerezo hablaba de informes extraños, de un fichaje poco recomendable a juicio de los técnicos y asesores...
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