Manzano ha decidido que dispone de dos futbolistas por puesto, que da lo mismo juegue uno u otro, que lo importante es tener contentas al mayor número de piezas, sintiéndose útiles. Y si no lo cree de verdad, se lo ha aprendido.
El caso es que revuelve sus alineaciones cada día como quien baraja un mazo de cartas. Le da igual que lo anterior funcione y que, según recomienda una vieja máxima, eso no se toca. El técnico toca y toca. Y rota y rota, se ha tatuado la palabra en el brazo. Y la verdad, el Atlético no se resiente de un viaje a otro. Juega cosido igualmente al balón, siempre por abajo, abruma por dominio al rival de turno y busca una y otra vez la mejor manera de agujerearle. Tiene estilo y hambre. Crece. Y tiene, sobre todo, a Falcao, que no se toca, que no rota.
Una ametralladora...
+fuente original
No hay comentarios:
Publicar un comentario